De las últimas semanas.




Como resulta evidente en estos últimos meses me cuesta escribir. La razón la ha escrito Xabi en una entrada que a día de hoy permanece en un borrador. Hoy me doy cuenta de que las cosas no funcionan así, nunca he solucionado nada ignorándolo, todo lo contrario, realidad y disciplina es mi receta habitual por lo que me vuelvo a comprometer a escribir un artículo semanal.

Algo hay en el paisaje que yo no logro ver, un aroma en el aire que no logro apreciar. 

Sorprendentemente a donde voy bastantes personas me dicen que me ven en mejor que nunca, que estoy genial y que da gusto verme. Escucho, sonrió, agradezco y devuelvo el halago. Ojalá la sucesión de acciones acabase aquí, pero no es el caso, una pregunta acecha mi mente, tan ineludible como el paso del tiempo. ¿Qué ven que yo no veo?

Los reflejos se han convertido en mi peor enemigo, huyo de ellos como Harrison Ford de Tommy Lee Jones en El Fugitivo. DiCaprio en Atrápame si puedes es un aficionado al lado mío, también decir que los espejos están más encima que Tom Hanks. 

Me veo peor que nunca, esto no apela a una cuestión meramente estética, que también, si no a una visión general de lo que soy. 

Contra todo pronóstico el absolutismo del que ya hablé en otro artículo me ha abandonado. Entrenando mejor que en mucho tiempo, comiendo mejor que nunca, durmiendo mejor que nunca, leyendo más que nunca me encuentro a la altura de aquel terrorífico Fernando de 2022. Como si dos años de esfuerzo brutal hayan acabado en la misma plaza que el camino del abandono.

Como Iván, escribo escuchando un tango, en este caso el tango de los tangos, La Cumparsita, interpretada por Carlos Gardel.

Ayer Sean Strickland (no todo es elitismo, también me gusta la gente que se pega hostias como panes) publicó un tweet, o un X, o como cojones se diga ahora. Venía a decir que si un hombre era feliz, algo estaba haciendo mal. Tiene razón. Quizá va por ahí, no hago lo que un hombre hace.
No tan sorprendentemente a donde voy soy elte  diferente, el distinto. Es como estar fuera de órbita. Normalmente la gente dice esto en un tono narcisista, y más en el mundo de las redes sociales en el que cada individuo busca hacer ver lo muy diferente y guay que es su vida respecto a la de los demás. Yo no lo digo narcisistamente, al contrario, a veces quiero ser uno más, encajar sin más. Lo hablé hoy con Milo. O ayer, no lo recuerdo.

Probablemente todo esto son divagaciones fruto del gran déficit calórico con el que estoy, la lluvia y la poco ritmo de vida que este tiempo permite. 

Un abrazo y hasta la semana que viene a los dos únicas personas que leen el blog. 


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