A ver si a Xabi le vale así.

 



Desde verano me aficioné al estilo musical mexicano "corrido tumbado" de la mano de Peso Pluma y acompañado por artistas como Tito Double P, Natanael o Grupo Frontera. 

Escuchando a estos últimos he reparado en la letra de El amor de su vida, una canción que trata de un hombre que ve a la chica de la que está enamorado con otro chico del cual ella está enamorada. Una parte de la canción versa así: "Me dijeron por ahí que con otro está haciendo su vida / si les digo que quiero que sea feliz mentiría / conclusión a esa le tengo amor y ese le tengo envidia."

Inmediatamente me vinieron dos nombres a la cabeza, el primero Enrique Bunbury y el segundo el héroe del que trataremos hoy, Iván Garnil. 

De primeras me sorprendió la forma tan distinta de concebir el desamor en un mismo país, y me refiero a la icónica canción Aunque no sea conmigo, que si bien Don Enrique, quien la popularizó en este lado del charco, es español, la canción es originaria del mexicano Santiago "Chago" Díaz Vera. Santiago escribe (y Bunbury lo canta fantásticamente bien destacando una versión con Andrés en su álbum conjunto Hijos del pueblo): "Pero si ahora tienes/ tan solo la mitad del gran amor que aún te tengo / puedes jurar al que te tiene lo bendigo / quiero que seas feliz aunque no sea conmigo."

Sin dármelas de sociólogo (ni mucho menos, prefiero hacer cosas útiles) me atrevería a decir que este cambio de percepción se achaca al paso de las generaciones. Probablemente hoy seamos más individualistas y presos del ego que ayer, quizá es la otra cara de la moneda del capitalismo, quizá gracias a la abundancia que este nos proporciona (gracias, los que me conocéis sabéis que capitalismo, ahorro y trabajo duru, durísimu)  pensamos que necesitamos menos de el de al lado (es todo lo contrario) y por tanto necesitamos menos al de al lado. 

Después me acordé del bueno de Iván, un ejemplo de lucha por amor. En la canción de Grupo Frontera un verso dice "Ya entendí que esta guerra la tengo perdida." Quizá es un error hacerlo, lo más probable es que sea un idealismo absurdo que tiene como destino final el fracaso pero me gusta la gente que, al contrario de en la canción, se niega a perder. Esa famosa frase anglo de Tiktok-motivación, it´s not over until I win. 

Claro, quien cojones soy yo para decirle a nadie qué tiene que hacer. Cuando alguien me pregunta por un consejo en algún ámbito (ocurre poco, no me las doy de agüero ni mucho menos, prefiero hacer cosas útiles, de Kun tampoco) trato de ejercer de gallego y responder con preguntas para que el que interpela encuentre lo mejor para sí en función a sus propias respuestas. Método socrático lo llaman los que no tienen otra cosa que hacer. Pues eso, si bien no me gusta decir a nadie lo que tiene que hacer, disfruto de ver como Iván no se rinde, en parte quiero que este Odiseo llegue a su Ítaca (sí, a la de Penélope, en Pontevedra ya tiene al Orly) aunque sean tras 9 años de guerra y 10 de travesía o se entretenga con alguna Zirce por el camino. Que te zurzan, Zirce, adiós, que canta Krahe.

Reconozco que yo no sería capaz, y quizá por eso lo admiro tanto, si algún día quisiera a alguien como para que luchar fuese una opción, me pondría Aunque no sea conmigo y compartiría el sentimiento con mis amigos Andrés y Enrique, sin luchar por nada.

A ver si a Xabi le vale esto o también tiene algo para quejarse.

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